En el momento de decidirnos a iniciar un negocio propio, la idea lo es todo. Podemos preocuparnos de la producción, del precio, de la calidad del producto, del financiamiento o de cualquier otro aspecto relevante para el emprendimiento, pero si la idea no es buena o no está bien fundamentada, el negocio no va a despegar. Así de sencillo.
Para asegurarnos que vale la pena poner en marcha el emprendimiento, resulta indispensable validar la idea de negocio; de esa forma, lograremos minimizar el riesgo de fracaso.
Pero, ¿cuáles son los aspectos que hay que considerar para validar una idea de negocio? A continuación, te damos algunos consejos para hacer esta tarea con facilidad.
La idea en cuestión, ¿resuelve un problema?
La motivación de validar una idea de negocio es asegurarnos de que la ejecución del emprendimiento vale la pena. Esto es, confirmar que existe una necesidad por satisfacer, que resuelve un problema y que hay un grupo de personas que van a demandar el producto o servicio.
En principio, para asegurarnos de que el proyecto que deseamos ejecutar está basado en una verdadera idea de negocio y no simplemente en un pasatiempo, es necesario que la idea en cuestión sea creativa, realizable y que satisfaga una necesidad.
Mientras más creativa sea la idea, mayor será la probabilidad de éxito del negocio. Es por ello que debemos preocuparnos por desarrollar una idea que tenga altas dosis de creatividad. Aunque esto por sí solo no es garantía de éxito, las ideas creativas logran diferenciarse de la competencia y nos ayudan a minimizar el riesgo de fracaso.
Una vez que nos aseguramos de que la idea es creativa, nos debemos cerciorar que sea realizable, es decir, que se puede llevar a cabo sin inconvenientes. Esto, suele involucrar dos aspectos fundamentales: que existan facilidades técnicas o tecnológicas para desarrollarla y que contemos con los medios económicos para llevarla a cabo.
Con estos dos elementos, tenemos que verificar si la idea satisface una necesidad o resuelve un problema. Para ello, es necesario analizar el mercado e identificar si existe un conjunto de personas que demandarían el producto o servicio. Muchas veces pasa que tenemos una idea súper creativa, que es posible realizar porque contamos con los medios para llevarla a cabo, pero que no es atractiva para el mercado.
Estos tres elementos representan el primer filtro para validar una idea de negocio.
El análisis de mercado
Una vez que nos hemos asegurado de que nuestra idea tiene el potencial para convertirse en un buen negocio, es el momento de salir a analizar el mercado para empezar a darle forma al producto o servicio. Esto, involucra observar detenidamente quiénes son los compradores y quiénes son los vendedores de productos similares.
Para realizar un análisis de mercado efectivo, es preciso empezar por analizar la futura competencia de nuestro negocio. Necesitamos conseguir información relevante respecto a qué características tiene su producto, en dónde lo vende, a qué precio, cuáles son sus fortalezas y cuáles sus debilidades, entre otros aspectos importantes.
Una herramienta poderosa que nos permite analizar a la competencia es el análisis DAFO (por sis siglas en inglés). Con él, podremos identificar Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas que se presentan, a través de una matriz que nos mostrará, de forma gráfica, la información que vamos obteniendo.
Con el análisis DAFO, podremos visualizar cuáles son los puntos fuertes de la competencia, qué errores comete, qué oportunidades se le presenta en el mercado y con qué amenazas tiene que lidiar. Esta matriz podemos hacerla con cada uno de los competidores más importantes en el sector y nos dará una visión clara de quién es quién en el negocio en el que deseamos entrar.
Por otra parte, es necesario analizar las características de los usuarios o clientes, aquellos quienes consumen los productos que deseamos introducir en el mercado. ¿Qué necesitan? ¿cómo satisfacen esta necesidad? ¿dónde compran los productos? ¿cuánto pagan por ellos? Son solo algunas de las preguntas que nos debemos formular en esta etapa.
Una vez realizado el análisis del mercado identificando a los compradores y vendedores, estamos en condiciones de determinar qué características deberá tener nuestro producto o servicio en cuanto a tamaño, peso, sabor, color, contenido o cualidades, que deberán ser aquellas que el consumidor está demandando.
De la misma manera, sabremos qué tan saturado está el mercado y si nuestra idea tiene o no posibilidades de éxito.
Nuestro propio potencial
En este punto, es preciso mirar hacia adentro. Aquí corresponde analizar cuál es el potencial con el que contamos para llevar adelante nuestra idea y que consigamos buenos resultados. ¿Cuál es nuestra experiencia en el sector? ¿con qué recursos contamos? ¿qué características personales pueden ayudarnos a desarrollar un negocio exitoso.
El análisis de nuestro propio potencial también podemos realizarlo con una matriz DAFO. Así, sabremos cuáles son nuestras fortalezas y debilidades y qué tan preparados estamos para tomar buenas decisiones en el futuro negocio.
También, podremos identificar a qué amenazas nos enfrentamos y qué oportunidades podemos aprovechar que nos permitan diferenciarnos del resto. El desafío es convertir nuestras debilidades en fortalezas y nuestras amenazas en oportunidades.
En conclusión, ¿cómo validar una idea de negocio?
Podremos validar nuestra idea de negocio realizando los siguientes pasos:
El punto de partida es identificar si nuestra idea es creativa, realizable y satisface una necesidad o resuelve un problema; así, vamos a diferenciar una verdadera idea de negocio con potencial de éxito de una simple idea o pasatiempo.
A partir de ahí, corresponde realizar un análisis del mercado concienzudo, que nos ayude a conocer al detalle a los compradores y vendedores en el sector. De esa forma, vamos a definir qué es lo que realmente necesita o está demandando el mercado y si hay espacio para un ofertante nuevo.
Por último, es necesario analizar nuestro propio potencial para llevar adelante el emprendimiento, con el fin de poder determinar si estamos lo suficientemente preparados para llevar el negocio a buen puerto.
Con estas tres acciones, podremos validar con éxito nuestra idea de negocio, minimizando el riesgo de fracaso.